POR HOY SOLO TUYA
Entre tanto Juan dispuesto a reconfortarse entre los paisajes que lo alejaban de Washington quiso evadir rápidamente a la multitud y las miradas de compasión que cobijaban su hombro. Ya en el umbral del barco, atinando hacia las sombras que se escondían entre la niebla, se dibujo el rostro de Catalina, una figura casi invisible que aclamaba su nombre con quebrantada vos… ¡Juan… Juan! Don Juan un poco aturdido dio uno o dos pasos atrás, se acarició el rostro y zangoloteo su cabeza a un lado y otro, pero al levantar la mirada la imagen seguía allí ahora un poco más cerca del él, hostigándolo, inquietante, deseosa de comunicar algo, ¿Por qué?, pregunto Juan rompiendo con el silencio…La aparición solo gemía, arrastrando sus largas manos por el vientre arropado de un desgastado vestido blanco, ese vestido blanco con el que él tanto la recordaba, varios reproches ante la cruel decisión salieron de los labios de aquel hombre aun turbado, mientras la imagen iba desapareciendo sollozante, desvanecida, cerrando el frio momento con alguna frases, relacionadas con una carta. El sentimiento de Juan se diluía entre el abismo y la confusión; algunos de los que estaban allí lograron advertir el estado del pasajero y enseguida corrieron hasta él, que se hallaba derrumbado en el piso; su sobrino fue uno de los primeros en agarrarlo del brazo mientras le reprochaba los excesos con el alcohol esta noche, y como pudo lo arrastro hasta su camarote; al recostarse sobre el lecho, sintió Juan un papel que tropezó con su cara, una hoja rasgada que instantáneamente le recordó a Catalina, si…Esa era indudablemente su letra, allí se encontraba su esencia, sus motivos…Su verdad.
“En esta que se, será mi última carta, develo mis miedos ante ti, dueño de mis amores… En los últimos días me he estado comunicando clandestinamente con tu mujer, ella me ha buscado con la intención de persuadirme para que te abandone, no sé cómo se ha enterado de nuestros intereses afectivos, pero ha venido hasta mi para implorarme que me aleje de ti…Ahora sé porque defendías a capa y espada el bienestar de tus hijos, ella me lo ha dicho…Me lo ha dicho todo, ¡felicitaciones, vas a ser nuevamente papa! Ahora entiendo…De mi parte confieso que esta situación se ha tornado difícil para mí, por ello he tenido que tomar decisiones que te hagan feliz a ti y que me liberen a mi; no te preocupes por el ascenso en la embajada, por tu reputación y buen nombre, eso está seguro.
Esta mañana he decidido que acudiré a tu regazo para implorar insospechadamente el cambio de mi destino, que no te remuerda la conciencia, voy en sobre aviso, soy conciente del clamor de esa criatura que pide a gritos gozar de la armonía de un hogar, de Dolores quien implora el afecto de un esposo abnegado… Sin pensarlo dos veces se que debo hacerme a un lado, apartarme del camino para que seas feliz con ellos… Espero que entiendas que no puedo soportar la idea de alejarme de ti totalmente, hoy me corto las alas, aun con la sensación de saber que todo lo que hare estará mal, esta tarde mirare por última vez tu cara, y buscare hundirme por última vez en el bienestar de tus ojos…solo hundirme y no clavarme allí, espero que me perdones y entiendas la avalancha de mi egoísmo, te quería solo para mí, pero no puedo competir con los designios de Dios”
Yo sola, para siempre…Catalina
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